Discos NVME

Acelera tu ordenador con discos NVMe reacondicionados: almacenamiento ultrarrápido para arranques instantáneos, programas más ágiles y una experiencia más fluida. Perfectos para actualizar tu equipo sin gastar de más. Discos probados, con garantía y precios reducidos. Más velocidad, menos espera.

  • Hasta 3 años de garantía Disfruta de hasta 3 años de garantía y 30 días de prueba
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  • Sostenibilidad garantizada Al elegir reacondicionado, reduces residuos tecnológicos y ahorras recursos
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  • Equipos 100% verificados  Reacondicionado por profesionales. Revisados en 17 puntos de control
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  • Envíos gratis desde 99€ Todos nuestros productos están en stock y listos para enviarse
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Dudas frecuentes

Se puede decir que aunque ambos son discos de estado sólido y ofrecen una velocidad muy superior a un disco mecánico, la diferencia entre un SSD NVMe y un SSD SATA es la que hay entre un coche deportivo y un cohete.

  • Un SSD SATA utiliza la misma interfaz que los discos duros tradicionales, lo que limita su velocidad a un máximo teórico de unos 600 MB/s. En la práctica, ofrecen un rendimiento espectacular para el uso diario, haciendo que el sistema arranque en segundos.
  • Un disco duro NVMe, por otro lado, utiliza el conector M.2 y el protocolo NVMe (Non-Volatile Memory Express), que le permite comunicarse directamente con el procesador a través del bus PCI-Express. Esto elimina el cuello de botella de la interfaz SATA y desata velocidades de vértigo. Un M.2 NVMe de gama media (PCIe 3.0) puede alcanzar velocidades de hasta 3,500 MB/s, mientras que un NVMe PCIe 4.0 de gama alta puede superar los 7,000 MB/s.

En la práctica, ¿dónde se nota esta diferencia?

  • Para el arranque del sistema y la apertura de programas cotidianos: La diferencia es perceptible, pero no abismal. Ambos son muy rápidos.
  • Para el manejo de archivos muy grandes: Aquí es donde el NVMe destroza al SATA. Si eres un editor de vídeo que trabaja con 4K/8K, un diseñador 3D, un fotógrafo con archivos RAW de gran tamaño o un gamer que quiere los tiempos de carga más cortos posibles, la diferencia es de la noche al día. Tareas que tardan minutos en un SATA, en un NVMe se completan en segundos. Un SSD de alta velocidad como el NVMe es una herramienta profesional imprescindible.

Esta es la pregunta más importante antes de comprar un SSD NVMe, ya que no todos los ordenadores son compatibles. La compatibilidad depende de la placa base de tu PC de sobremesa o de tu portátil. Necesitas verificar dos cosas:

  1. La presencia de una ranura M.2 física: Debes comprobar si tu placa base tiene un conector M.2. Es una pequeña ranura horizontal, normalmente etiquetada como "M.2", "PCIe" o "NVMe". La forma más segura de hacerlo es consultar el manual de tu placa base o de tu portátil, o buscar las especificaciones de tu modelo exacto en la web del fabricante. En un PC de sobremesa, a menudo puedes verlo a simple vista.
  2. Que la ranura M.2 sea compatible con el protocolo NVMe (PCIe): ¡Atención, esto es crucial! No todas las ranuras M.2 son iguales. Algunas ranuras M.2 más antiguas solo soportan el protocolo SATA, no NVMe. Físicamente, el conector puede ser el mismo, pero si la ranura es solo SATA, no podrás aprovechar la velocidad de un disco sólido NVMe (o directamente no lo reconocerá). De nuevo, el manual de la placa base es tu mejor amigo. Te especificará claramente si la ranura M.2 soporta "PCIe" o "NVMe".

Una vez confirmada la compatibilidad, también debes fijarte en el tamaño físico del disco. El más común es el formato "2280" (22mm de ancho por 80mm de largo), que es el estándar para la mayoría de los equipos.

La diferencia principal entre un NVMe PCIe 3.0 y un NVMe PCIe 4.0 es el ancho de banda teórico, que se duplica.

  • Un SSD PCIe 3.0 puede alcanzar velocidades máximas de lectura/escritura secuencial de unos 3,500 MB/s.
  • Un SSD PCIe 4.0 puede llegar a los 7,000 MB/s o incluso más.

Sin embargo, que necesites el más rápido depende totalmente de tu caso de uso.

  • Para la mayoría de los usuarios, incluidos los gamers: Un SSD NVMe PCIe 3.0 es más que suficiente. En el uso real, la diferencia en los tiempos de carga de los juegos o en la agilidad del sistema operativo entre un 3.0 y un 4.0 es a menudo de décimas de segundo, prácticamente imperceptible. Un buen PCIe 3.0 te dará una experiencia ultrarrápida a un precio de SSD NVMe mucho más competitivo. La tecnología "DirectStorage" en los juegos promete aprovechar más la velocidad de los PCIe 4.0 en el futuro, pero a día de hoy, el impacto es mínimo.
  • Para profesionales que mueven archivos gigantescos: Si tu trabajo diario consiste en transferir, copiar o trabajar con archivos de vídeo 8K de cientos de gigabytes, o con enormes bases de datos, aquí es donde un PCIe 4.0 sí marca una diferencia tangible y puede ahorrarte minutos valiosos en cada operación.

Para que un SSD PCIe 4.0 funcione a su máxima velocidad, tu placa base y tu procesador también deben ser compatibles con PCIe 4.0. Si no lo son, el disco funcionará, pero estará limitado a las velocidades de PCIe 3.0.

Es posible, los SSD NVMe, especialmente los modelos PCIe 4.0 de alto rendimiento, pueden generar una cantidad considerable de calor bajo cargas de trabajo intensas y sostenidas. Este calor proviene de la controladora del SSD, que trabaja a velocidades de vértigo. Si el calor no se disipa adecuadamente, el disco puede entrar en un estado de protección llamado "thermal throttling", donde reduce drásticamente su velocidad para evitar el sobrecalentamiento y proteger sus componentes. Esto anularía la principal ventaja de tener un SSD de alta velocidad. Por esta razón, es altamente recomendable usar un disipador de calor.

  • En PCs de sobremesa: La mayoría de las placas base modernas ya incluyen disipadores de calor para las ranuras M.2. Son unas placas metálicas con una almohadilla térmica (thermal pad) que se colocan sobre el SSD. Si tu placa no lo incluye, puedes comprar uno por separado; son muy económicos y fáciles de instalar.
  • En portátiles y consolas (como la PS5): El espacio es mucho más limitado, por lo que se deben usar disipadores de bajo perfil diseñados específicamente para estos dispositivos. Algunos SSD NVMe ya vienen con un disipador de calor de fábrica.

Para un uso ligero, un SSD NVMe puede funcionar sin disipador, pero si vas a exprimir su rendimiento (gaming, edición de vídeo, transferencias largas), instalar un disipador es una medida muy simple y barata que garantizará que tu unidad NVMe funcione siempre a su máxima velocidad, sin caídas de rendimiento por calor.

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