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Disco SSD
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SSD Lexar NM610 Pro 1TB M.2 2280 PCIe Gen3 x4 NVMe 1.4 | 3D NAND Flash, Nuevo
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Dudas frecuentes
Aunque ambos son discos de estado sólido y representan un salto de velocidad gigantesco frente a un disco mecánico, la diferencia entre un SSD SATA y un NVMe es muy significativa. Es como comparar un coche deportivo con un cohete.
- Disco SSD SATA: Este tipo de disco utiliza la interfaz SATA, la misma que usan los discos duros tradicionales. Físicamente, la mayoría tienen un formato de 2.5 pulgadas. La interfaz SATA tiene un límite de velocidad teórica de unos 600 MB/s. En la práctica, un buen SSD SATA alcanzará velocidades de lectura y escritura de unos 550 MB/s. Esta velocidad ya es suficiente para mejorar la velocidad de cualquier PC de forma espectacular, reduciendo los tiempos de arranque de minutos a segundos y abriendo aplicaciones al instante. Es la mejora más rentable para la mayoría de ordenadores.
- Disco SSD NVMe M.2: Este es el siguiente nivel. Utiliza el conector M.2 y el protocolo NVMe, que le permite comunicarse directamente con el procesador a través del bus PCI-Express, el mismo que usan las tarjetas gráficas de alto rendimiento. Esto elimina el cuello de botella de la interfaz SATA y desata velocidades asombrosas. Un disco duro SSD NVMe de gama media puede alcanzar velocidades de 3,500 MB/s, y los modelos de gama alta superan los 7,000 MB/s. Es decir, ¡son más de 10 veces más rápidos que un SSD SATA!
Si te interesa, puedes leer nuestro artículo sobre las diferencias entre NVME vs SSD. En el uso diario, la diferencia al abrir programas no es tan abismal, pero donde un NVMe brilla es en la transferencia de archivos muy pesados. Si eres editor de vídeo, diseñador 3D o trabajas constantemente con grandes volúmenes de datos, un SSD NVMe te ahorrará una cantidad de tiempo inmensa.
Elegir la capacidad correcta al actualizar a un SSD en un portátil con una sola bahía es una decisión crucial para no quedarte sin espacio a corto plazo. Aunque cada usuario es diferente, podemos establecer unas recomendaciones generales para acertar:
- 256 GB: Es el mínimo indispensable hoy en día. Esta capacidad es suficiente para instalar el sistema operativo (que ocupa unos 30-40 GB), la suite de ofimática, el navegador y un puñado de programas esenciales. Te quedará espacio para tus documentos de trabajo o estudios, pero tendrás que ser muy cuidadoso con el almacenamiento de archivos grandes como fotos y vídeos, dependiendo mucho de la nube. Es una opción válida si buscas el precio de disco duro SSD más bajo posible y tu uso es ligero.
- 512 GB / 1 TB: Este es el punto dulce y la capacidad más recomendada para la mayoría de usuarios. Un SSD de 1TB (o 512 GB como una opción más económica) te da la tranquilidad de no tener que preocuparte por el espacio. Podrás instalar una gran cantidad de programas, tener una biblioteca de juegos considerable y almacenar miles de fotos y vídeos directamente en tu SSD para portátil sin problemas. Te proporciona un equilibrio perfecto entre coste, capacidad y rendimiento a largo plazo.
- 2 TB o más: Esta capacidad está dirigida a profesionales o entusiastas. Si eres un editor de vídeo que trabaja con metraje en 4K, un fotógrafo con un enorme catálogo de imágenes en RAW o un gamer que quiere tener instalados todos los grandes lanzamientos, un SSD de 2 TB o más te dará el espacio que necesitas sin compromisos.
La 'vida útil' de un disco de estado sólido es un tema que genera muchas dudas, pero la realidad es que para el 99% de los usuarios, no es algo por lo que deban preocuparse en absoluto. A diferencia de un disco mecánico, un SSD no tiene partes móviles, pero sus celdas de memoria NAND tienen un número finito de ciclos de escritura antes de degradarse. Para medir esto, los fabricantes utilizan una métrica llamada TBW (Terabytes Written), que indica la cantidad total de terabytes que se pueden escribir en la unidad antes de que las celdas empiecen a fallar. Para ponerlo en perspectiva, un disco duro SSD de 500 GB de gama media tiene un TBW de unos 300 TB. Esto significa que tendrías que escribir 300 terabytes de datos en él. Un usuario normal escribe, de media, entre 10 y 35 GB al día. En el caso más extremo (35 GB diarios), para alcanzar los 300 TBW, necesitarías más de 23 años de uso continuo. Incluso para un usuario muy intensivo que escriba 100 GB cada día, la vida útil teórica superaría los 8 años. Mucho antes de que llegues a ese límite, es casi seguro que habrás cambiado de ordenador por otras razones. Por lo tanto, la durabilidad de los SSD modernos es excepcional, y su vida útil supera con creces el ciclo de vida práctico de la mayoría de los PCs.
Este es uno de los pasos que más intimida a los usuarios, pero el proceso es más sencillo de lo que parece gracias a una técnica llamada clonación de disco. Clonar significa crear una copia exacta, bit a bit, de tu antiguo disco duro en el nuevo disco SSD. De esta forma, cuando instales el nuevo SSD, tu ordenador arrancará exactamente igual que antes, con tu mismo Windows, todos tus programas instalados, tus archivos y tus configuraciones, pero con la nueva velocidad del SSD. El proceso general es el siguiente:
- Conectar el nuevo SSD: Necesitarás un adaptador o carcasa externa para conectar tu nuevo disco SSD al ordenador a través de un puerto USB.
- Usar un software de clonación: Existen muchos programas excelentes para esto, algunos incluso gratuitos como Macrium Reflect Free o Clonezilla. Muchas marcas de SSD, como Samsung o Crucial, ofrecen su propio software de migración gratuito al comprar sus discos.
- Iniciar el proceso de clonación: El software te guiará paso a paso. Simplemente seleccionas tu disco antiguo como 'origen' y el nuevo SSD como 'destino' y dejas que el programa haga el trabajo. Es importante asegurarse de que la cantidad de datos en tu disco antiguo sea menor que la capacidad del nuevo SSD.
- Sustituir el disco físicamente: Una vez completada la clonación, apagas el ordenador, abres la carcasa (o la tapa del portátil) y sustituyes el disco duro viejo por el nuevo SSD clonado.
Al volver a encender, tu sistema arrancará desde el SSD y disfrutarás de una velocidad increíble sin haber perdido absolutamente nada. Es la forma más limpia y eficiente de actualizar a un SSD.
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