Baterías Apple

Determinar el modelo exacto es crucial para asegurar la compatibilidad, y afortunadamente Apple lo hace relativamente sencillo. Tienes dos métodos principales y uno definitivo. Primero, puedes identificar tu MacBook a través del sistema operativo: ve al menú de Apple () > 'Acerca de este Mac'. Ahí verás el modelo y el año de tu equipo (ej. 'MacBook Pro (13 pulgadas, 2017)'). Este dato ya te acerca mucho. Para más precisión, en esa misma ventana haz clic en 'Informe del sistema...' y luego en la sección 'Alimentación', donde a menudo encontrarás el número de modelo de la batería. El segundo método, muy fiable, es revisar el número de modelo grabado en la carcasa inferior de tu MacBook, que siempre empieza por la letra 'A' seguida de cuatro números (ej. A1502). La forma definitiva, si te sientes cómodo abriendo el equipo, es mirar el número de pieza impreso en la propia batería (también un código tipo AXXXX). Al comprar una batería para MacBook, ya sea para un MacBook Pro o un MacBook Air, usar estos identificadores te garantizará que el recambio de batería para tu MacBook sea el correcto, evitando cualquier problema de incompatibilidad.

El número de ciclos de carga es el indicador clave para conocer la salud y el nivel de desgaste real de una batería de MacBook. Un 'ciclo de carga' se completa cada vez que utilizas el 100% de la capacidad de la batería, pero no tiene por qué ser en una sola vez. Por ejemplo, si un día usas el 60% de la batería, la recargas al 100%, y al día siguiente usas el 40%, habrás completado un ciclo. Las baterías de Apple están diseñadas para retener hasta el 80% de su capacidad original tras un número elevado de ciclos (generalmente, alrededor de 1000). Por lo tanto, un número de ciclos bajo significa que la batería ha tenido poco uso y su autonomía será muy cercana a la de una nueva. Por el contrario, un número de ciclos cercano a 1000 indica que la batería está llegando al final de su vida útil. Al buscar un recambio de batería para MacBook, especialmente si es reacondicionada, es fundamental que haya sido verificada profesionalmente para asegurar que su capacidad máxima de carga restante es óptima. Esta es una de las grandes diferencias respecto a comprar una batería de segunda mano sin certificar, ya que te da la seguridad de que no estás adquiriendo una batería agotada.

Aunque requiere más cuidado que en los antiguos portátiles con baterías extraíbles, cambiar la batería de un MacBook es una tarea totalmente factible para el usuario medio con un poco de paciencia y las herramientas adecuadas. A diferencia de muchos PC, los MacBook utilizan tornillos especiales (Pentalobe para la carcasa y a veces Torx para el interior), por lo que necesitarás un kit de destornilladores de precisión. El proceso general implica:

• Apagar el MacBook y desconectarlo de la corriente.
• Retirar los tornillos de la tapa inferior para acceder al interior.
• Localizar la batería y, con mucho cuidado, desconectar su conector de la placa lógica. Este es el paso más delicado.
• Retirar los tornillos que sujetan la batería al chasis. En modelos más recientes, la batería está fijada con unas tiras adhesivas muy fuertes que deben ser disueltas con alcohol isopropílico o retiradas con una técnica específica para no dañar nada.
• Instalar la nueva batería, reconectar todo y cerrar el equipo.

Aunque pueda sonar intimidante, existen innumerables tutoriales en vídeo para cada modelo específico de MacBook que te guían paso a paso. Con la guía adecuada y sin prisas, el proceso de cambiar la batería de tu MacBook es una reparación muy gratificante que le devolverá la vida a tu equipo.

Sí, y de una forma mucho más notable de lo que la gente piensa. No es un mito. macOS incluye un sistema de gestión del rendimiento que se activa cuando la batería está muy degradada. Una batería vieja y con muchos ciclos pierde su capacidad de suministrar picos de energía de forma estable, lo que podría causar apagones repentinos cuando el procesador demande máxima potencia. Para evitarlo, macOS puede limitar la velocidad máxima del procesador (un proceso conocido como 'throttling') para asegurar la estabilidad del sistema. Los síntomas de que esto está ocurriendo son muy claros: el MacBook se siente lento y perezoso, las aplicaciones tardan más en abrirse, ves la 'pelota de playa' girando con más frecuencia y el rendimiento general es pobre, incluso en tareas sencillas. Al instalar una nueva batería en tu MacBook, esta es capaz de suministrar de nuevo toda la potencia que el procesador necesita sin riesgo. El sistema operativo lo detecta y desactiva automáticamente la limitación de rendimiento. El resultado es que, además de recuperar la autonomía original, tu MacBook restaura la velocidad y la agilidad que tenía cuando era nuevo. Por tanto, cambiar la batería no solo es una cuestión de movilidad, sino también una de las mejores formas de rejuvenecer el rendimiento de un MacBook antiguo.